Sola en esta noche
silenciosa,
rueda una lágrima
que sólo ve la luna,
tiembla y oscila
antes de caer,
llena,
sobre su pecho
que la acoge.
Hubo pechos
ajenos
donde cayeron otras
lágrimas.
Hoy basta con el suyo,
blanco y rosado
como el cuarzo,
como la luna.

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