Elisa

 

Mi primer libro sin “santos”, 

el paseo en bici sin ruedines, 

las eternas tardes de sábado

frente a un tablero de parchís, 

tus continuos debates con Pituca, 

una especie muy doméstica 

de Petronio y Lucanor, 

tu aparición en mis sueños

dando precisas instrucciones 

para que retoñe el bulbo de mi ser.