hay un cauce de las palabras
desprovistas de todo ropaje
y disfraz. El empuje del agua
las ha desnudado:
cantos rodados, piedras
nervudas, arena desconchada
que vibra, que habla...
Sí, ya sé que pedí que cosieras
mis labios con un hilo
de lana gruesa, pero corta
a esta cobarde tan sólo las comisuras,
será suficiente un hueco.
Descoser un susurro.
Todo antes que esto.