Me cansé de chapuceros conjuros,
de coleccionar plumas de águila,
de la física, de la absurda geometría de mis días,
de ahuecar almohadas huecas,
de soplar deseos a un diente de león
calvo, de la esquina de la manta,
de las huellas de los pasamanos,
de negociar con cretinas sombras,
de esconderme tras un cristal,
de no dejarme tocar.
Ya me cansé de mediar, ya no negocio
contigo y cuando sea el momento y
te me quieras llevar,
advierte tú, triste sombra, que la mía
bailando piensa cruzar ese umbral.