Gracias
No interrogo a aquel árbol que me acuna,
dejo que me acaricien sus caminos
y no temo su fuerza ni su altura.
No siento envidia si el sol siempre elige
su hermosa copa para descansar.
Recuerdo hoy lo que un día me dijiste:
todo aquello que brilla es porque es único.
Perfecto endecasílabo que conviene no olvidar.
Contrastes
Por la mañana siente cómo empuja
esta vida cuando acaricia el vientre
parpadeante de una de sus nietas,
mas por la tarde siente cómo empuja
la muerte cuando va a ver a su amiga
que reposa junto a una gran ventana
con un poco de luz y bastante agua.
Agradece a la suerte su destino.
(Yo a la mía haberte conocido, Amelia.)
Viajero
Llevo en las costuras un viajero
que me alienta en los umbrales.
Juega conmigo algunas noches
y se despista en los caminos.
No quiere que tema nada,
pero él también se asusta:
con los caballos un poco,
con el amor, mucho.
Ha de entrar la palabra en ti
serena como el arrullo de un río
que avanza con sus delicadas aguas,
y dejar que se moje en ellas,
y siga sumisa su caudal:
meciéndose,
volteándose,
dejándose hacer.
Y se seque al sol sobre una piedra
que frena de pronto su viaje.
Y pase la noche a la intemperie.
Escúchala ahora.
Tal vez ya esté lista para hablar.
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