Esculpiendo el tiempo


Insistir en dar un golpe
a la materia,
cincelarla con las manos
de un sueño
que aún puedo oler.

Y seguir insistiendo.

Tu casa


Me has invitado a ver tu casa.
Tan llena de luz.
El sol invade todas las estancias
y la vida estalla
en los armarios, en los cajones,
en la estantería...
ese cálido vientre, modesta
placenta
hecha de tablas que, tímida,
me permite asomarme
a tu otro nacimiento:
el más bello poema de amor,
alimentado con la infinita
sangre
de mis poetas.