¿Por qué me meciste

si no te lo pedí?

El alma solitaria no busca 


impulso para saltar:


sobrevive desde antes 


de siempre.


¿Ahora, si ya no me sirve el aire?

Vals

Un amor a tres tiempos
como en una pieza de vals 
de comienzo lento e indeciso, 
donde eran viejas las preguntas 
y las respuestas tan nuevas. 

Fue deshaciéndose la madeja,
los pies acompasados 
a un ritmo ágil, decidido
de espaciadas preguntas 
y respuestas más viejas. 

El ovillo se quedó sin ropaje
y los pies giraban por inercia:
ritmo vertiginoso, las estrellas 
se disolvían. 
Nos quedamos sin respuestas 
y murieron las preguntas.

“...oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.” Marina Tsvetaeva


Lo supe desde el principio, tú:

la única luz 

que mi oscuridad necesita 

para despertar de este letargo, 

enfrentada a tus ojos 

abriré los míos. 

Sólo eso pido: un instante 

para que mi corazón 

toque el tuyo.

La niña ulula tras el cristal, 

hace juegos malabares en una red

y da pequeños saltos sobre las líneas

por si su madre, por si su hermana. 


La mujer construye el puzzle 

y escribe en el umbral de un sueño, 

cree haber visto ángeles en los ojos 

de sus hijos y dibuja una espiral 

sin antes, sin ahora, sin después. 


La anciana espera, observa, calla.