¿Por qué me meciste
si no te lo pedí?
El alma solitaria no busca
impulso para saltar:
sobrevive desde antes
de siempre.
¿Ahora, si ya no me sirve el aire?
La niña ulula tras el cristal,
hace juegos malabares en una red
y da pequeños saltos sobre las líneas
por si su madre, por si su hermana.
La mujer construye el puzzle
y escribe en el umbral de un sueño,
cree haber visto ángeles en los ojos
de sus hijos y dibuja una espiral
sin antes, sin ahora, sin después.
La anciana espera, observa, calla.