La elección ha dado su fruto 

de lo gestado y no nacido, 

la semilla y el brote, sin flor,

blancos

de lo que pudo haber sido. 


Y vivo el verde latiendo,

tembloroso y sumergido, canta 

sin flecha 

que le dé alcance,

en el corazón incorrupto de un niño.

La Geria

 

No más silencio inhóspito.


Hay música entre las viñas 

que recorre los surcos

donde tímidos brotes, 

                                        apuntalados

por un círculo de piedra, 

                                         despuntan.


Hay un horizonte donde el corazón 

del equilibrista posa su mirada.