parecían las manos de una mujer
que las ha entregado al fuego,
a la cueva de un oso hambriento
a sabiendas de que las perdería,
pero invocando
el milagro del amor
de rodillas fuera de la madriguera.
...
Y hoy parece que la piel
se regenera, mis dedos
se enderezan, tiemblan de nuevo, aletean
por las negras de las dudas
y se posan finalmente
en las blancas
sostenidas por tu bondad.
en las blancas
sostenidas por tu bondad.
Precioso poema... una vez más. Gracias por tus poemas, María.
ResponderEliminarNada como unas manos para transmitir el calor...Nada como la bondad,para acabar con las dudas...Y nada como tus manos,Begoña,para escribir un bellísimo poéma ...Gracias 🌷
ResponderEliminarCuando dudo de todo, te miro y se me pasa... esas, tus manos, para transmitir calor, para regenerar.
EliminarA veces me parece que no entiendo nada, pero agitas tu varita y me recolocas!!!😍