Sé que no me causabas dolor con intención. De repente soy la risa congelada del viejo de la estación que ayer regaló un pájaro de papiroflexia a un niño, ante la atenta mirada de la madre que lo tiró en la papelera más próxima.
Y grito desconcertada ante la situación: no es usted, no es el niño que llora por su hermoso pájaro abandonado, ni siquiera es esa madre.
No es usted, señor. No soy yo.
En ese momento el pájaro mueve sus alas, se desempolva la suciedad y suavemente se posa en las manos del niño que deja de llorar.
Siempre hay que volar... y evitar el llanto de los niños...
ResponderEliminarNúnca se debe perder la esperanza...aunque cueste trabajo mantenerla...la esperanza...Ella. ..
ResponderEliminarTú.
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