Dos cantos de una misma roca.
Dos cantos rodados,
como los que recogía de niña
y pintaba con los colores
que ahuyentaban a los monstruos.
Dos cantos que, antes de chocar
entre sí, sufrieron alguna mella
en desagües y limaron sus bordes
con rosas.
Dos cantos que al asomarse al abismo,
se dejaron caer.
Y se vieron.
Maravilloso poema..!! Los cantos rodados convertidos en verso..!
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Canto pero no rodado eres tú, Amelia.
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