mientras el médico iba cortando
a pedazos sus miembros.
Puse mis manos en sus pies
apartando de un manotazo
el bisturí carnicero.
Y me envolví en su piel,
y hablé con las voces de todas las mujeres
que poblaban la casa del Boulevard
y salieron por su boca
peces de colores que se convertían en injertos,
cubriendo las falanges de sus dedos,
tubérculos ancestrales de la hechicera,
de la sumisa, de la revolucionaria,
de todas sus madres...
enhebrando, tejiendo y cosiendo
sus alas, sus garras, sus vidas pasadas.
Pasado el instante, pregunta:
¿Qué hechizo es este?
Te considero muy capaz de hacer el hechizo y de sanar...Algo de "meiga" encierran tus manos.Precioso tu poema...del alma..!!🌷🌷🌷
ResponderEliminarEsa es usted. Los lobos lo saben y el resto de los animales de la tierra: una guía buena y revitalizadora.
ResponderEliminarBeso enorme, Amelia bonita.
Te hubieses llevado muy bien con Elisa, mi abuela. ❤️
EliminarEstoy segura..!!Tu debes parecerte a ella...!🌷🌷🌷🌷
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