No voy a dar forma al orgullo
ni peso a las cosas que importan
a los hombres, la magnitud
de los objetos,
la importancia de sus creencias:
estas o aquellas,
su elaborado discurso
que adormece mi atención,
mientras trato de elevar a infinito
al ausente, su diluido contorno
o atisbo a lo lejos una estrella
cuyo jugo quiero exprimir
para dársela a sus labios
y derramar esta inquietud en versos
para sus ojos, agujeros negros
donde siempre termino cayendo.
Inevitablemente.
Precioso poema, María.
ResponderEliminarGracias, Anónimo. Siempre.
EliminarMaravilloso Begoña...!!Una belleza el poéma. !Gracias..🌷
ResponderEliminarTus ojos. Gracias, Amelia. 🌸🌸🌸
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