Desconvoco...

Desconvoco a mis manos,
cambio de ruta a los ojos,
ausento la voluntad,
¿puedo?
escribir fuera de mí,
abstraer la mente,
volcar la ausencia,
derramar el vacío
en las letras
y decir:
veo proyectarse una sombra.
¿Se proyecta?
¿Puede proyectarse la sombra?
¿Quién la dirige?
¿Es la luz quién la elogia?
¿Puede una vivir sin otra?
¿Y la bondad?
¿Existe sin su contrario?
¿Y el amor?
¿Sin el miedo? 
¿Y tú?
Ahora soy un bebé,
veo una nebulosa blanca,
algo sale de mí,
¿o no soy yo? ¿Es ella yo?
¿Cuándo percibo que mi madre no es yo?
¿Qué es yo?
¿Movimiento de dedos?
¿Proyección? 

10 comentarios:

  1. Ojalá exista el amor sin miedo... pero el miedo es tan poderoso... Precioso el poema una vez más, María.

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    1. Es su contrario, pero no es más poderoso que el amor. Nada lo es.

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  2. El amor de verdad...no debe tener miedo,es más fuerte que cualquier otro sentimiento...Otra cosa es la duda...pero en el amor,tampoco tiene cabida...Que teme pues la poeta?El poéma es fantástico...es hermoso..espero que tanto como el amor que merece...Un poéma bellísimo!!

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    1. Gracias, Amelia. Muchas gracias. No, en el amor sólo cabe el amor. El miedo es su principal enemigo su contrario, no el odio. Y la duda es mi eterna compañera.
      Un abrazo enorme de aquí al cielo y vuelta.

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  3. “¿Qué teme, pues la poeta?” Excelente pregunta, doña Amelia... ¿cuánto miedo da el amor?

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    1. Ya le contesté antes. Pero mucho mejor lo
      dijo alguien.


      El amenazado


      Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
      Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
      La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
      es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio
      de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras
      que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus
      espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca,
      las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre,
      la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal,
      el sabor del sueño?
      Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
      Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
      levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que
      miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
      Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
      la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
      Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
      Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
      Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
      (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
      El nombre de una mujer me delata.
      Me duele una mujer en todo el cuerpo.

      Borges

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  5. “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.”. Nada que añadir... bueno, sí: el miedo a no estar late ahí debajo ��

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  6. En ese "estar contigo"desaparece el tiempo..nada que añadir...bueno,si...nada que temer...🌷

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