Cencellada

 

No sé si he inventado 

este milagro, 

como la niebla inventa 

los pájaros de hielo 

que cubren el árbol 

cuando se marcha, 

y, en la mañana, bajo la luz del sol,

persisten sus plumas brillantes 

y unos temblorosos picos

sin cuerpo visible 

que, aún, cantan. 

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