Aunque llevara mil máscaras, 

tú me reconocerías.

La raíz siempre estuvo oculta

bajo tierra ardiente 

y la tuya cerca.

Al mandato ajeno

nos talaron mil veces:  

demasiado alto, demasiado estrecho,

poca fronda, rama seca…


¡Pero cuánto vigor, amor, nos dieron! 

2 comentarios:

  1. Yo quiero sentir los cañaverales vividos; soñados e imaginados como redención. Límites de juncos que hacen de mí, memoria más fértil, un presente inexistente que permite la belleza.

    ResponderEliminar