He aquí un espejo que me sigue
desde la infancia:
testigo de mis primeros dibujos,
de los balbuceos de baile en el salón,
de la salsa de albóndigas
que pendía como una estalactita
de la barba de mi padre,
del trípode junto a la ventana,
aquella desde la que se iba a tirar:
“ un día de estos, ya lo veréis”.
Este espejo con una flor rota en la esquina.
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ResponderEliminarEra tu poema y yo confundí el autor..pero eso quiere decir que el que cambie el nombre del autor,cambia la belleza del poema...Gracias 🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹
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