He aquí un espejo que me sigue

desde la infancia: 

testigo de mis primeros dibujos, 

de los balbuceos de baile en el salón, 

de la salsa de albóndigas 

que pendía como una estalactita 

de la barba de mi padre, 

del trípode junto a la ventana, 

aquella desde la que se iba a tirar: 

“ un día de estos, ya lo veréis”. 


Este espejo con una flor rota en la esquina. 








2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Era tu poema y yo confundí el autor..pero eso quiere decir que el que cambie el nombre del autor,cambia la belleza del poema...Gracias 🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹

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