Puedo entrar en lo onírico
sin usar las alas,
el olfato nocturno me guía
y me mantiene en vilo.
Ay, quien venga a poner
un manto oscuro sobre el cuerpo
de mis hijos, quien robe
un poco su aire
o ponga en duda sus dudas,
sabrá entonces de qué está hecha
mi piel.

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