¿A quién se le ocurrió que libar
era poético?
¿Y el fulgor y los goznes
y los céfiros vientos?
¿Quién dedujo que
la belleza no era bondad?
¿Y al amor? ¿De qué lo revistieron?
De embustes pseudorománticos,
de miel, de cánticos nuevos,
de ardores centinelas
camuflados bajo un orden correcto.
Díganme: ¿cómo se es políticamente
correcto en el amor?
¿Y no caben en él más verbos?
Arremeter, acoplar,
ajustar, embestir, atropellar,
lamer, arrebañar, lengüetear,
impregnar, implantar, atravesar,
morder, aminorar, acelerar,
despertar, resucitar...
Que hablen del amor los vivos,
no los casi muertos.
¿Quién define el amor si no es alguien que ama? Precioso poema, María.
ResponderEliminarMuchas gracias, David. Creo que se me fue la mano pero hay palabras que se me atraviesan...( serán manías)
EliminarLos limos tampoco me gustan...
No se le fue la mano... seguramente se quedó corta para nombrar lo que debe nombrarse ��
EliminarSí, ahí claro que me quedo corta. Se me fue la mano criticando el uso o abuso de ciertas palabras. No sé, a veces tengo la sensación que el uso tan repetitivo y machacón de determinados verbos o sustantivos son metidos con calzador en un poema para que parezca más poema y me crea fastidio...
ResponderEliminarGracias por leer y por comentar. Un abrazo.
Tal vez hay demasiados “poetas de la poesía” y pocos poetas de la vida... pero supongo que es cuestión de gustos. En todo caso, yo comparto su hartazgo ��
ResponderEliminarSon los que,desde mi ignorancia,llamo poetas del cerebro...al lado opuesto a los que,desde mi ignorancia,llamo los poetas del corazón...Gracias María, por su corazón..🌷
ResponderEliminarQué bonito eso que dices desde tu sabiduría.
ResponderEliminarTuyo es parte de él y lo sabes. Con mi cabeza me llevo algo peor y también lo sabes. ����☺️