Sin argumentos

Te diré que nunca estaba tan sola
como cuando necesitaba
dar argumentos,
efectos huérfanos de motivos,
bastardos nacidos sin causa aparente
a mi mirada.
En realidad no debes sentir pena:
¿ sabes?,
nunca estoy sola
aunque esté callada,
pues es entonces cuando todo suena.
Mi respiración se abre al mundo
y danza en las copas de los árboles,
en las comisuras de la tierra,
en los bordes de todos los océanos
y es, entonces, cuando siento
que un ave se posa en mi pecho
y lo abre y lo lleva a otros cielos
eternos, distintos,
sin argumentos.




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