Casi todos iban sedientos
con los brazos extendidos
pidiendo: agua, agua...
Y, aunque no podáis creerlo,
llevaban sus espaldas vencidas
por el peso de alforjas repletas
de litros y litros de agua.
También pedían cobijo
y aporreaban las aldabas
de todas las puertas
que encontraban a su paso,
algunos hasta las derribaban,
con tal de poder dormir al calor
de una chimenea,
y, aunque resulte difícil de entender,
habían dejado en varios confines
de la tierra enormes casas vacías
repletas de víveres y de calor
para nadie.
Y continuaban su viaje
enfermos bajo un manto de estrellas
que ignoraban,
pidiendo, reclamando, solicitando.
Y de pronto el camino se abría
repentinamente para algunos,
para otros terminaba,
y sólo entonces enmudecían
sus bocas reclamantes. Algunos
podían entonces sentir el sol,
admirarlo y esbozaban una triste
sonrisa.
Otros se iban con los brazos
en jarras sin haber entendido nada.
Profunda canción. Para pensar.
ResponderEliminarAsí hacemos a veces el camino...Mirando tódo..menos a nosotros mismos..Profundo y bellísimo poéma. ..
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