abiertos me yergo. Verticalidad
sobre un eje, el que me habita
y con ello la vista al suelo.
Y con la vista la mente. Ciega
entre las ciegas.
Las líneas a raya, los números primos,
los círculos a centro, los cuadrados
a esquinas.
Adquiero movimiento, las aspas
moviéndose por inercia y los tímpanos
oyendo ruidos, los mismos pero
distintos.
Y con los oídos la mente. Sorda
entre las sordas.
Tomo la mano de mi hija para
cruzar la calle y siento calor, tibieza,
amor. Y con el tacto, la mente no.
Tal vez sea ciega y sorda con un
sólo sentido fiable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario