envuelto entre la trementina
y el sucio trapo de algodón,
ser mezclado en la paleta
con un tercio de magenta
y el resto, entre amarillo y verde.
Diluirse en los aceites
del paisaje de sus piernas,
reencarnando el punto muerto
en su ángulo de visión.
O ser tan solo la calza del pie
de su caballete que sin éxito
ella trataba de fijar
al suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario