Las grietas en tus manos, 

que pagan una deuda ajena, 

también se cobran su cura: 

manos hechas para amar

que amando, sanan. 




9 comentarios:

  1. https://youtu.be/jenWdylTtzs

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  2. Con pudor y respeto... me acordé...

    Manos (I)

    Admiro
    a unos cuantos poetas –pocos,
    en realidad; la mayoría, muertos-.
    Admiro
    la capacidad de algunos hombres
    para crear universos y sonrisas.
    Admiro,
    por sí mismo, el don para admirar
    -y de admirarse-
    ante una simple flor,
    una estrella de mar, una cometa.
    Admiro,
    por encima de todo,
    tus manos doloridas y suaves,
    capaces de seguir,
    cuando sólo parece haber dolor,
    acariciando.

    Manos (II)

    Porque digo acariciar y no digo tocarme.
    Porque tú acaricias
    cuando pasas el dedo
    por los versos de un poema,
    por la página o el lomo de algún libro.
    Acaricias cuando pulsas mi nombre
    en la agenda de contactos, acaricias
    cuando enciendes un cigarro
    con aquel encendedor
    que me dejé olvidado en la guantera.
    Acaricias cuando tomas el café en aquella terraza,
    cuando lavas tus pinceles
    y ajustas bastidores en tus lienzos
    y cuando les revuelves
    el pelo a tus hijos o a tu gato.
    Y por supuesto acaricias
    cada vez que me acaricias.

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    1. Bellísimos, Santi. Gracias por traerlos.

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    2. No. Gracias a vos por sus manos y por las manos que acunan. 🤲🏻🌼

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  3. Y es lógico que esas manos curen. Nacieron de manos sanadoras...

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  4. Tiene razón el Sr.Merlo...Las manos que escriben al dictado del corazón...acariciando.Precioso poema.

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    1. Tus ojos que leen desde un corazón único por grande y generoso.
      Preciosa tú, Amelia.

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