Llegando


Estoy haciendo limpieza de la casa,
se han acumulado mis muertes
y necesito espacio para mis vidas.
Despejo con blanco el gris
y subo al Roque Nublo
con el collar y la pluma.
No me paro en los umbrales
ni cuento las águilas
que me acompañan, los pies
no discuten con las botas,
y no se desglosan las cuentas.
Mi cuerpo está ágil todavía,
mis brazos se alzan, mis piernas
empujan y el viento, por fin amable, 

me anima entre codesos y salvias. 
Adivino la sonrisa de mis fantasmas
y comienzo a reír;
tímidamente al principio,
después a carcajadas.



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