Llevé la nave como pude,
haciendo equilibrio entre la gravedad
de las rocas y la liviandad del cielo.
Era mi responsabilidad cuidarla
y conocer sus tiempos:
dejarla mecerse pero también luchar.
Me llevó muchas vidas saber
que las mareas engañan.
Arriesgué mi nave creyéndola inmortal.

1 comentario:

  1. Las naves de los poetas son sus poemas...y realmente,son inmortales.y en éste caso,además ,bellisimo..Gracias 🌷🌷🌷🌷

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