No es tanto el amor a los números, sino más bien un conjuro para tocar el suelo, pero en ocasiones los antídotos se vuelven más fuertes que la enfermedad y habré de vivir sin ellos.
Aunque me olvide la compra sobre el techo del coche y arranque y oiga un estrépito de huevos al chocar contra el suelo, y pierda las llaves y la cartera y los papeles y la cabeza.
Aunque me olvide la compra sobre el techo del coche y arranque y oiga un estrépito de huevos al chocar contra el suelo, y pierda las llaves y la cartera y los papeles y la cabeza.
Y crea que el malvado no nació así
y el desconfiado tuvo sus motivos
y el envidioso un mal reparto en sus cartas
y el enojado poco líquido amniótico
y el tramposo un mal maestro...
siempre llegará la noche
y podré asomarme al balcón
de cortinas abiertas y soñar
que es posible, que aún es posible
vivir.
Últimamente me dio por las canciones...
ResponderEliminarhttps://youtu.be/wvqlAhtNlZw
¿?
EliminarIronías de los “mundos raros” ;)
EliminarLos raros somos nos...el mudo lo configuramos a nuestra madera. .. (si nos dejan...)Adoro a Chaveta en su voz acabada y rota...pero segura..🌷
ResponderEliminarDesde luego no madera....que no es mi matería prima....manera..quicir..🌷
ResponderEliminar