No es el hueco...


No es el hueco 
que ocupa tu cuerpo lo que amo,
sino el espacio que lo envuelve, el aire 

que lo acaricia unos instantes tan solo,
el respaldo de la silla 
donde te recuestas cansado 
y miras las aristas de tus pensamientos,
sus extremos
y, por sobre todas las cosas,
el tronco de tu garganta
por donde brota la savia
que da alimento a mis ramas.
La palabra que cuaja.
La úlcera.
La llaga.

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