La araña

En la esquina del techo del salón
quedó tejida la infancia,
hilos tan finos y estrechos se burlaban 
de la inquisidora mirada del guante que limpiaba.
Por la noche, retadora, 
ampliaba estancias añadiendo
otros huecos de a tres, partidos
en diagonal en un perfecto entramado
de tela espiral en tramo vertical.
Ella construía su laberíntico
lugar donde quedar resguardada
en ese espacio de embudo sedoso
sobrevivió.

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