Tú no lo sabías...

Tú no lo sabías pero hace unos años
escondí unas ramitas y hojas
bajo tu alfombra donde todas las
mañanas posabas tus pies.
Al cabo de un tiempo salieron
unos tallos entre tus dedos,
deseos minúsculos llamados a ser.
Pasaron los años y de los tallos
crecieron las ramas,
tu cuerpo se fue endureciendo
y agrietando, pero tus brazos
se multiplicaban y daban olor
a la estancia.
Poco quedaba de aquel que eras
pero gracias a eso no había
apenas apneas de bruscos sueños
interrumpidos por falta de
oxigeno.
Te habías convertido en un árbol
florido que usaba gafas de ver.

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