Me llevo el gesto:
en las manos de mi madre
sujetando mi cabeza
cuando me quedaba dormida en el coche;
en los dedos de mis hijos agarrando
fuertemente los míos;
en los aleteos de mi amante
sobre mi vientre y un palmo más abajo;
en los ojos y sus miradas
no ratificadas ni contradichas
por bocas falsas;
en la inquieta calma de los silencios;
en la ausencia que me acompañó
desde el inicio y en la presencia
que me dejó más allá.

4 comentarios:

  1. El imposible recambio de una caricia... como sus palabras... precioso poema.

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    1. Muchas gracias.
      Sí, las caricias no se pueden re ni inter cambiar...

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  2. Precioso,ciertamente.Un maravilloso poema.
    🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹

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    1. Gracias, querida Amelia. ❤️❤️❤️

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