Me llevo el gesto:
en las manos de mi madre
sujetando mi cabeza
cuando me quedaba dormida en el coche;
en los dedos de mis hijos agarrando
fuertemente los míos;
en los aleteos de mi amante
sobre mi vientre y un palmo más abajo;
en los ojos y sus miradas
no ratificadas ni contradichas
por bocas falsas;
en la inquieta calma de los silencios;
en la ausencia que me acompañó
desde el inicio y en la presencia
que me dejó más allá.
El imposible recambio de una caricia... como sus palabras... precioso poema.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSí, las caricias no se pueden re ni inter cambiar...
Precioso,ciertamente.Un maravilloso poema.
ResponderEliminar🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹
Gracias, querida Amelia. ❤️❤️❤️
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