Vuela


Se opacan los ojos en la tristeza
y el viento se queda mudo.
En la pared se dibuja tu sombra inquieta 

como si te debatieras
entre dos lugares:
en uno te llaman pero vuelves
hacia mí la cabeza señalando
un agujero en tu pecho.
Saco de la mesilla un corazón,
te lo entrego mientras te explico
que le he pegado dos alas:
no te pesará,
ni ocupará mucho espacio,
tampoco embestirá.
Pero corre, mi amor.
O mejor, vuela.







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