Fragmentos


La viajera desplaza 

recortados fragmentos
en una maleta.
Al llegar debe abrir las lengüetas
de los recortables para colgarlas
en los huecos que los años
han ido amarilleando.

Es gris la mordaza
y verde el miedo.

Pero ahora ya sabe
que el corazón no se encuentra
entre la espalda y el esternón
ni los ojos bajo la frente.

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