Esta mañana mis brazos  

buscaron las olas más altas 

para atravesarlas sin temor.

Sentí mi cuerpo ingrávido, 

libre la respiración

como una regla de tres inversa 

que se ríe de la estadística: 

a mayor dificultad, menor esfuerzo.

La rueca no huye del cáñamo

ni el amor del dolor. 

1 comentario: