Mi abuela viene con una bata de color rosa al salón



Nada de eso secuestró mi ser, 

te digo, sin mover la lengua, 

mientras me abrazas:

mediar entre ambiciones mediocres 

donde la gente se mata

por el destino de un ¿bien? 


La luz de tu alma resplandece 

como la de una estrella hace años muerta, 

la flor y su cáliz abierto,

el despeñadero por donde querer 

saltar.


Un mariposa de intenso azul 

abre sus alas sobre mi corazón.

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