Como en mi vieja caja de hojalata
con mujeres de Mucha,
tengo un reducto, un lugar
donde guardo lo esencial.
Son instantes donde me he detenido
a mirar tan profundamente al otro
que soy el otro:
el portero que entrega la carta a la vecina,
la vecina que la coge emocionada,
el perro que ladra a sus pies,
la niña que lo reprende,
el padre que la toma en sus brazos,
la puerta que se cierra,
los zapatos en el rellano,
el portero que se aleja...
En ese no lugar sin pretérito, sin futuro
puede que habite lo sagrado.

4 comentarios:

  1. Porque usted no “está”: usted ES... Y gracias por ser.

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  2. Tenemos que luchar por hacer de ese lugar el presente...Un bellísimo poema.Gracias🦋🦋🦋🦋

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    1. Quizá cuando uno mira detenidamente lo otro existe lo que parece que no existe...
      Gracias siempre a ti, Amelia.

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