A pesar
del rancio hotel,
del relato de Stevenson 

que sonaba en aquel momento en la radio,
de ese vientre tan hinchado,
de tus deformes pies a medio camino
entre el violeta y el gris del cielo
bilbaino,
de un árbol amazónico
cuyas hojas invoqué,
de una canción de cuna,
del emplasto de curandera,
de toda la compasión del mundo
concentrada en quince metros cuadrados,
de la ausencia de placer,
hubo belleza esa noche.

6 comentarios:

  1. Muchas veces hay belleza en cosas que aparentemente no son “bellas”. Y usted tiene el don de encontrarla siempre porque lleva esa belleza en su mirada.... Y en sus poemas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Es usted grande, Sr. Merlo.

      Eliminar
    2. Ojo, pero no por leer con tanta generosidad algunas de mis berzas, sino por saberlas, aceptarlas y no juzgarlas.

      Eliminar
    3. No soy grande... ni usted escribe berzas. Y no, sé que a veces puede parecer que lo hago, pero no me gusta juzgar. ��

      Eliminar
  2. David lo ha dicho tódo...Solo decirte que pienso lo mismo.🌷

    ResponderEliminar