La otra dimensión de la palabra.
El reverso que lucha por salir y abulta mi piel tratando de soltar el torniquete
que torpemente lo amuralla.
Hacerlas brotar hasta desangrarme,
cascada de voz que mane y desgarre
y suelte todo lo sujeto, las voces que gritan perdidas en las noches de niebla, de memoria agria, las que no quiero y deseo volcar como si las lanzara por el acantilado del alma, de todas las  almas pasadas...
Y decir que sí, aullar sabiendo que ya,
que ahora sí me vacié, sí me recargué, que salí, que volví, que abrazo a la niña que llora, que la acuno, que la libero, que ahora puede danzar por el filo sin miedo y lanzar por los labios pétalos
a su dolor, a los dolores de los que ama, o que no ama pero que entiende o que sin entenderlos los compadece, los siente y sentir que puede y que es suficiente así...

5 comentarios:

  1. Que gran liberación...!!Te felicito por tu valentía, al desprenderte del lastre que te ataba...
    Un poéma para la alegría. .!Y que gracias..🌷

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  2. ¿Ve usted? Mucho mejor soltar los lastres que amarrarse al cuello la soga que los sostiene (o sostenía, que espero que así sea). Excelente texto, María. Abrazo fuerte.

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  3. ¿Santi? Yo soy David ;)

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