Miedo

Convidado de piedra del amor,
su ponzoñoso huésped.
Cuelgan tantos disfraces como ramas
de tu oriniento tronco.
Las preguntas y los condicionales,
los subjuntivos a punto...
Ridículo y absurdo cobrador del frac:
no debemos a la muerte
nuestra vida, el amor tiene
los brazos más largos
y te arranca aunque no quieras
ese triste reloj de cuerda
que cuelga de tu solapa:
yo le ayudo.

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