DObLo El REcoDo y TUerZo LA EsqUIna

Nadar sin guardar la ropa, dices.
Sin ordenarla, sin alinear 
los zapatos como soldados de a dos preparados 
para entrar en batalla, sin contar
los pasos hasta llegar a la orilla,
y de paso, sin calcular por la posición 
de la sombra en la arena
el tiempo que tardará en sol 
en esconderse tras la montaña.
Sin guardar la ropa, dices.
Y sin mirar atrás por si sale volando
con este viento raro que se está levantando.
Sin guardar la ropa, dices.
Mientras coloco encima de las marrones
las piedras blancas y las amarillas.

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